Luquitas fue una plataforma de préstamos personales online que ofrecía dinero rápido con mínimos requisitos. Operaba en Argentina bajo la fachada de agilidad y accesibilidad financiera, y se promocionaba especialmente entre personas que no tenían acceso fácil al crédito tradicional bancario. Sin embargo, detrás de esta apariencia amigable, la realidad era mucho más compleja.
La marca formaba parte de Wenance S.A., una fintech argentina que también gestionaba otros nombres como Presto Hoy, Welp y Mango. Durante un tiempo, estas marcas fueron ampliamente conocidas y utilizadas, con fuerte presencia en redes sociales y campañas digitales. Luquitas destacaba por su nombre informal y cercano, dirigido a un público amplio, especialmente jóvenes y trabajadores informales.
Pero todo comenzó a desmoronarse en 2022, cuando los primeros reportes de irregularidades empezaron a acumularse. En septiembre de ese año, Luquitas dejó de otorgar nuevos préstamos, y aunque no hubo un comunicado oficial claro de cierre, diversos portales informaron que la empresa ya no estaba operativa. Desde mediados de 2025, los reclamos se intensificaron: los canales de atención dejaron de funcionar, los sitios web de la marca quedaron inactivos y los números de contacto fueron deshabilitados. En la práctica, el servicio dejó de existir sin dar explicaciones a los usuarios.
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Vínculo con Wenance S.A.
La desaparición de Luquitas no fue un hecho aislado, sino que estuvo directamente relacionada con el colapso de Wenance S.A., la empresa madre que operaba múltiples plataformas financieras en el país. Wenance nació como una de las fintech más ambiciosas de la región, apuntando a democratizar el acceso al crédito a través de soluciones digitales.
Durante sus años de operación, la empresa atrajo capital de numerosos inversores, a quienes prometía altos rendimientos a través de fideicomisos financieros. Estos fondos eran luego utilizados para otorgar préstamos mediante sus distintas marcas, incluyendo Luquitas. Sin embargo, con el tiempo, el modelo empezó a mostrar fisuras: crecieron los reclamos por mal servicio, los cuestionamientos por cláusulas abusivas en los contratos, y las sospechas de maniobras irregulares con el dinero tanto de los prestatarios como de los inversores.
Hacia 2023, la situación se volvió insostenible. Wenance enfrentó una fuerte crisis de liquidez, dejó de pagar a sus inversores y comenzó a ser investigada por la Justicia argentina por presunta estafa, lavado de dinero y asociación ilícita. Estas causas involucraron directamente a los directivos de la empresa, y entre ellos, al propio CEO Alejandro Muszak, quien fue citado a declarar por múltiples causas penales.
La situación legal y financiera de Wenance arrastró a todas sus marcas, incluida Luquitas, que ya para ese entonces había dejado de funcionar efectivamente. La falta de recursos, los bloqueos judiciales y la pérdida total de confianza del mercado terminaron por sellar el destino de la plataforma.
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Comentarios y reacciones de usuarios
La percepción pública sobre Luquitas experimentó un cambio radical con el paso del tiempo. En sus primeros años de funcionamiento, especialmente entre 2019 y 2020, algunos usuarios destacaban la rapidez del servicio y lo valoraban como una solución accesible frente a la urgencia económica. Comentarios como “Pedí mi primer préstamo y me solucionaron una urgencia económica en minutos. Muy rápido y efectivo” (Kreditiweb, 2019) eran frecuentes y reflejaban una buena experiencia inicial.
Sin embargo, tras la paralización del servicio y la caída de la empresa matriz Wenance, las plataformas de quejas y foros comenzaron a inundarse de denuncias, frustración y testimonios desesperados. Los relatos coinciden en mostrar a Luquitas como parte de una estructura engañosa, que dejó a miles de personas en situaciones de deuda, desinformación o indefensión legal.
Algunos de los comentarios más representativos que circularon en sitios como TuQuejaSuma, Credilemon, Reddit y distintos medios locales, incluyen:
- “Quiero que se comuniquen conmigo para saber qué deuda tengo. Me metieron en una cuenta que no hice, no terminé de concretar el préstamo y ahora estoy en el Veraz”.
- “Me cobraron punitorios por una deuda que no existe, y nadie responde en el teléfono ni por mail. Es una vergüenza”.
- “Me están intimando con un embargo, por una deuda con ellos. Me habían prometido enviar el libre deuda cuando terminara de pagar el crédito, pero nunca llegó. No hay manera de comunicarse”.
- “Le llegó un aviso a mi pareja de que le iban a bloquear sus cuentas bancarias y embargar su sueldo por un préstamo online que nunca sacó. Dicen que la compañía cerró y lo tiene otra empresa, no entendemos nada”.
- “Pedí el préstamo y jamás recibí el dinero. Me pedían plata por demás y me sacaron toda la pensión. Quiero una solución urgente, ya puse abogado para que me ayuden”.
- “Este mes me debitaron doble. Tengo el resumen de débito de mes a mes y no hay forma de reclamar”.
- “Después de cancelar la deuda, siguieron los mensajes de hostigamiento, hasta el día del inicio de demanda. Me perjudicaron económicamente y como persona. No pude tener tarjeta de crédito ni otros créditos”.
Entre los casos más graves figura el de Joaquín, quien saldó por completo su préstamo en octubre de 2021, pero continuó recibiendo amenazas por parte de Wenance por una supuesta deuda inexistente. Incluso llegaron a contactar a sus amigos y allegados. La Justicia resolvió multar a la empresa con 300.000 pesos por esta conducta, marcando un precedente judicial importante.
En portales como TuQuejaSuma se contabilizan cientos de reclamos con títulos como “estafa”, “me descuentan y no me responden”, “no puedo dar de baja la deuda”. Y en foros como Reddit (r/AskArgentina), muchos usuarios alertan sobre este tipo de plataformas:
- “Hay muchas páginas de mie%da que prestan guita sin ningún tipo de control de solvencia, con intereses altísimos…”
- “Te registran ellos, suben tus fotos y un amigo bancario firma el crédito. No es legal claramente, pero sucede con cierta frecuencia desde el C0VID”.
La indignación generalizada, sumada a la falta de respuestas y la ausencia de mecanismos formales de reclamo, contribuyó a consolidar la imagen de Luquitas como un caso paradigmático de abuso financiero y colapso sin responsabilidad institucional. Para muchas personas, la experiencia no solo implicó un perjuicio económico, sino también una afectación emocional y legal que continúa hasta el presente.
Irregularidades y denuncias
Uno de los aspectos más graves en el funcionamiento de Luquitas y otras marcas de Wenance fue la acumulación de conductas abusivas y presuntas maniobras fraudulentas en su trato con los clientes.
Se detectaron patrones de conducta muy preocupantes. Muchos usuarios denunciaron que, aun habiendo saldado completamente sus préstamos, seguían sufriendo débito automático de sus cuentas bancarias, sin explicación ni justificación legal. También se reportaron préstamos que jamás habían sido solicitados por los supuestos clientes, lo que abrió la puerta a posibles casos de usurpación de identidad o manipulación de información personal.
Otra denuncia frecuente fue la retención de dinero directamente desde cuentas sueldo, sin autorización clara o sin haber aceptado formalmente los términos de un préstamo. En algunos casos, los contratos eran complejos, poco transparentes o presentaban cláusulas engañosas, lo que dificultaba que los usuarios comprendieran sus obligaciones reales.
Todo esto generó una avalancha de reclamos administrativos, demandas judiciales y exposiciones mediáticas, tanto en medios de comunicación como en portales de defensa del consumidor. La respuesta de la empresa fue casi inexistente, lo que incrementó aún más el malestar.
Procesos judiciales
La Justicia argentina tomó cartas en el asunto luego de recibir numerosas denuncias individuales y colectivas. A medida que se investigaban los casos, comenzaron a aparecer pruebas de un patrón de conducta sistemático por parte de Wenance y sus marcas, lo que llevó a la apertura de varias causas penales.
Los directivos de la empresa fueron citados a declarar por estafas reiteradas, uso de cláusulas abusivas, y prácticas financieras ilegales. Las causas avanzaron con fuerza, y los tribunales comenzaron a aplicar medidas preventivas, como congelamiento de activos, bloqueo de cuentas bancarias y orden de suspensión de operaciones.
Además, en el plano económico, Wenance entró en una situación de default técnico, dejando de pagar tanto a inversores como a proveedores. La empresa solicitó concurso preventivo de acreedores, lo que significó una paralización total de sus operaciones y el despido de decenas de trabajadores sin indemnización. En este marco, Luquitas quedó completamente fuera de funcionamiento.
La gravedad de las acusaciones fue tal que varios analistas comenzaron a comparar el caso de Wenance con esquemas piramidales o Ponzi, donde el dinero de nuevos inversores se utilizaba para pagar compromisos previos hasta que el sistema colapsó. Si bien las investigaciones continúan, el daño ya está hecho: miles de personas quedaron atrapadas en deudas confusas, con historial crediticio arruinado y sin respuestas.
Detalles del colapso operativo
Desde mediados de 2025, los signos de abandono por parte de Luquitas fueron evidentes. Los usuarios reportaron masivamente que el sitio web oficial dejó de estar disponible, el número telefónico de atención al cliente 0800 112 3000 dejó de atender llamadas, y los canales digitales como correo electrónico o redes sociales fueron abandonados.
Además, quienes intentaban resolver su situación recibían notificaciones de estudios jurídicos privados que reclamaban el pago de supuestas deudas “transferidas” o “cedidas”, sin brindar documentación ni acceso a detalles sobre el estado real del préstamo, ni mucho menos, la posibilidad de obtener un certificado de libre deuda.
La falta total de respuestas por parte de la empresa o de sus representantes legales dejó a miles de personas en una situación de total incertidumbre financiera. Al no haber una instancia formal de reclamo, los usuarios se volcaron a foros, redes sociales y portales de defensa del consumidor para denunciar la situación, sin lograr soluciones concretas.
El final
Luquitas desapareció como parte del colapso generalizado de Wenance S.A., una empresa que prometía inclusión financiera, pero terminó protagonizando uno de los mayores escándalos fintech en Argentina.
Es necesario poner mucha atención a este tipo de fintech porque a veces pueden convertirse en una especie de estafa disfrazada de estrategias comerciales agresivas y a veces se construye este tipo de sistema frágil que termina perjudicando tanto a clientes como a inversores.
La caída de Luquitas no fue un cierre ordenado, sino una disolución caótica, marcada por el silencio institucional, el abandono del servicio y el perjuicio directo a miles de personas. Hoy, sus exclientes siguen buscando respuestas, mientras la Justicia continúa investigando responsabilidades penales y civiles en una trama que expone los riesgos de un sistema financiero paralelo sin suficiente supervisión.